Capítulo 38.
Tanto Jungkook como Jimin estaban cansados luego de pasar todo el día en el parque. Sin embargo se la habían pasado muy bien, olvidando los problemas que los rodeaban por algunas horas.
Jimin estaba sentado en el sofá, acunando a Ayla en sus brazos mientras la pequeña balbuceaba con esa inocencia que tanto lo enternecía. Desde el umbral de la puerta, Jungkook los observaba en silencio con una sonrisa tierna en sus labios.
"Son la razón de mi felicidad y de mi vida", pensó mientras veía como su esposo acariciaba la cabecita de Ayla. "Y haré hasta lo imposible para protegerlos"
Jungkook dio un paso adelante, sonriendo con dulzura. Se acercó sin apartar la mirada ni por un segundo de su esposo. Luego, sin previo aviso, se arrodilló frente a Jimin haciendo que este lo mirara con sorpresa.
—Amor —le habló con un tono suave—, quiero darle mi apellido a Ayla —soltó de pronto, aunque parecía algo apresurado en realidad llevaba mucho tiempo pensado en eso y había decidido que ya era el momento.
—¿Cómo? —dijo lento, claramente sorprendido, sentando a Ayla en su regazo.
—Quiero reconocerla legalmente como mi hija.
Jimin lo miró en estado de shock. Las palabras resonaron en su mente, pero tardaron un momento en asentarse del todo. Era como si el mundo hubiera detenido su curso, se mantuvo en silencio varios segundos como si esperara que Jungkook le dijera que era una broma.
—¿Hablas en serio? —preguntó al fin, su voz rota por la emoción.
El pelinegro asintió con firmeza.
—Sí, me gustaría ser su padre en todos los sentidos.
Jimin sintió que el pecho se le llenaba de algo indescriptible, una mezcla de amor, gratitud y asombro. Las lágrimas empezaron a nublarle la vista mientras miraba a Jungkook, incapaz de creer lo que acababa de escuchar. ¿Cómo podía este hombre, que tanto le había dado ya, ofrecerle algo como eso?
—Tú... —su voz tembló—, ¿de verdad quieres reconocer a mi bebé?
Jungkook tomó la mano de Jimin con suavidad y luego acarició con cuidado la mejilla de Ayla, quien soltó un pequeño sonido entre risas, como si supiera que algo importante estaba sucediendo.
—Seré el hombre que ella necesita —dijo—. El padre que la proteja y la ame, ella merece eso.
Las lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de Jimin, pero esta vez no intentó detenerlas. Se inclinó hacia Jungkook, dejando que sus emociones hablaran por él. Lo abrazó con fuerza, sintiendo el calor y la seguridad de esos brazos que, ahora más que nunca, lo sostenían con un amor sincero. Ayla quedó atrapada entre ambos, rodeada por ese abrazo.
—Gracias... —susurró Jimin, con la voz rota.
—No tienes que agradecerme, es algo que realmente quiero hacer —aclaró.
✧✦✧
Al siguiente día en la agencia...
—No esperaba que vinieras, abuelo —comentó Jungkook poniéndose de pie.
—Quería saber como te había ido con la reunión.
Ambos tomaron asiento en los sofás, en la sala de la oficina, quedando uno frente al otro.
—Ya hice la primera jugada así que ahora solo nos queda esperar.
Hongseok frunció levemente el ceño, mostrando la preocupación en su expresión facial.
—¿Crees que sea suficiente? —preguntó.
—No para detenerlo, pero si para que que sea el inicio del rompimiento de su alianza.
—Cuéntame todo.
Jungkook asintió con la cabeza.
"Algunas horas atrás...
—Señor Jeon, es un gusto conocerlo finalmente —saludó Lucius, con un tono que mezclaba sorpresa y admiración.
Jungkook no contestó y solo asintió levemente con la cabeza. Él estaba sentando en la silla frente al escritorio de Lucius.
—¿A qué debo su visita esta vez? —inquirió.
—Vengo porque necesito de sus servicios.
Lucius lo observó en silencio por unos segundos, intrigado.
— ¿Qué servicios?
—Me interesa saber sobre una mujer que estuvo involucrada en mi accidente.
—¿Una mujer, dice?
Jungkook sacó una fotografía que tenía guardada dentro de la bolsa interior de su saco y se la extendió.
—Es ella.
Lucius agarró la fotografía, era Melty, la chica que trabajaba para Hyuwon.
—Esa mujer casi me mata al envenenarme y tengo razones para creer que usted puede ayudarme a encontrarla.
El prestamista se recostó en su silla, cruzando las manos sobre su escritorio.
—Mi negocio no es encontrar personas, señor Jeon. Lo que yo hago es prestar dinero a personas que lo necesitan.
—Claro, presta dinero con contratos que solo benefician a usted.
—Tengo que sacar algo de ganancias, sino me iría a la quiebra —contestó con una sonrisa burlona.
—A decir verdad no me importa a lo que se dedica, solo espero que pueda ayudarme a encontrar a esa mujer.
—Lo siento señor Jeon, no me dedico a eso —le devolvió la fotografía.
—¿Qué le parece si le doy diez millones por la información? —preguntó Jungkook.
—¿Diez millones? —replicó Lucius, con un tono incrédulo y con una sonrisa que pretendía ser amistosa, pero que no ocultaba su interés ante esa propuesta.
—Si le parece poco sólo deme un precio.
Lucius se quedó pensativo durante varios segundos. Analizando la situación con sumo cuidado.
—Tengo que pensarlo señor Jeon, si me involucro en esta búsqueda tendría que llamar a personas que huyen de la policía. Necesito pensar si vale la pena o no.
Jungkook asintió con la cabeza, sacó su tarjeta de presentación de su billetera, se puso de pie y se la extendió a Lucius.
—Esperaré su respuesta —el prestamista agarró la tarjetita después de levantarse de la silla.
Ambos estrecharon sus manos cordialmente para despedirse. Lucius mantuvo una sonrisa mientras Jungkook salía de la oficina, después de eso volvió a tomar asiento, quedándose observando el número de teléfono en la tarjeta.
La oferta sin duda era muy tentadora, lo que pedía era algo que fácilmente podía hacer. Solo que no podía traicionar a Hyuwon, al fin de cuentas la alianza entre ellos era importante.
—Aún así, esto me puede ser util en algún momento —aunque no aceptaría guardó el número en sus contactos."
—¿Entonces lo que querías no era que aceptara tu oferta, sino sembrar desconfianza?
—Exactamente —respondió, Jungkook esbozando una pequeña sonrisa—. Él va a pensar que Lucius podría traicionarlo y una vez que la desconfianza se instale, la alianza entre ellos comenzaría a desmoronarse.
El señor Hongseok asintió, claramente impresionado por la meticulosidad del plan.
—Así que tu objetivo no es atacar a Hyuwon directamente.
Jungkook inclinó la cabeza, satisfecho con la comprensión de Hongseok.
—Aunque quiera no puedo hacerlo, si hago algo así Jimin y Ayla podrían pagar las consecuencias.
—¿No crees que Hyuwon tomará represalias contra ti por buscar a Lucius? —dijo con preocupación.
—Si decide decirme algo, solo confirmaría que realmente está involucrado con el prestamista. Así que no me dirá nada por el momento.
Hongseok se quedó en silencio un momento, admirando la precisión con la que Jungkook manejaba la situación.
—Eres igual de astuto que tu padre. No importaba qué ocurriera o qué problemas enfrentara, siempre tenía la astucia e inteligencia para salir de ellos —comentó Hongseok, con una sonrisa cómplice.
Jungkook sonrió ante aquel halago.
—Debemos encontrar a esa chica de las grabaciones, abuelo. ¿Podrías ayudarme con eso?
—Por supuesto que sí, hablaré con mis contactos.
—Bien —asintió para sí mismo, luego pensó en su siguiente paso.
—Por cierto, no vi a Jimin allá afuera —comentó el abuelo—. ¿No vino contigo?
—Fue a la pastelería, al parecer Taehyung tenía problemas.
—Oh, ya veo.
El señor Hongseok notó como de pronto una peculiar sonrisa alegre apareció en los labios de su nieto.
—¿A qué se debe esa sonrisa? —inquirió con curiosidad.
—Es que... le daré mi apellido a Ayla.
El señor Hongseok lo miró en silencio por un par de segundos, sin procesar del todo las palabras de su nieto. Luego, sus ojos se agrandaron ligeramente, y una expresión de genuina sorpresa cruzó su rostro.
—¿Le darás tu apellido? —repitió, como si quisiera asegurarse de que lo había escuchado bien.
Jungkook asintió con una sonrisa más amplia.
—Sí, lo he estado pensando mucho y creo que es lo correcto.
El silencio en la sala se volvió casi palpable mientras el señor Hongseok absorbía la noticia. De pronto, una explosión de risa cálida y sincera salió de sus labios, rompiendo la tensión.
—¡Ya te habías tardado! —exclamó, su rostro radiante de emoción—. Sabía que esto llegaría tarde o temprano. ¡Dios mío, muchacho, es la mejor decisión que has tomado en mucho tiempo!
Jungkook, contagiado por la energía de su abuelo, rió suavemente, rascándose la nuca con una mezcla de timidez y orgullo.
—Bueno, no quería apresurarme, pero Jimin y Ayla son mi familia, y quiero que eso quede claro, no solo de palabra, sino legalmente también.
El señor Hongseok lo observaba con ojos llenos de cariño y orgullo. Sabía lo reservado que Jungkook solía ser con sus emociones, lo difícil que le resultaba abrirse del todo. Pero aquí mostraba cuánto amaba a su familia.
—Me alegro muchísimo por ustedes, hijo.
—No puedo esperar a hacer todo oficial —murmuró, casi para sí mismo—. Quiero que Ayla crezca sabiendo que siempre estaré ahí para ella.
El señor Hongseok sonrió.
—Y lo hará, Jungkook, aunque te puedo asegurar que ella ya te ve como su padre, con o sin un papel que lo diga.
✧✦✧
La noticia de que su sobrino y Lucius se habían reunido llegó a los oídos de Hyuwon con una rapidez alarmante, sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda al recibir esa información.
—¿Qué discutieron? —preguntó, su tono controlado, pero con un brillo de inquietud en sus ojos.
—No sabemos con exactitud —respondió su informante—, pero parece que el señor Jungkook le está pidiendo una información importante y el señor Lucius no le dará nada sin un pago considerable.
Hyuwon cortó la llamada, arrojó su teléfono a la cama y apretó los puños, caminando de un lado a otro en su habitación.
—¿Qué información estará buscando ese bastardo? —se preguntó haciendo muchas teorías en su cabeza—. No creo que sea por lo del envenenamiento, le dije directamente que había sido yo.
Continuó caminando de un lado a otro por una largo momento hasta que una posible razón llegó a su mente.
—Seguro descubrió que Lucius me conoce, entonces quiere encontrar algo para destruirme —empezó a reír y negó con la cabeza—. Seguro ese maldito viejo lo ayudó a descubrirlo —refiriéndose a su padre.
Su expresión facial se endureció. Lucius era alguien ambicioso, lo sabía muy bien. Podría revelar el secreto que llevaba protegiendo durante años: su implicación en la muerte de Jeon Juwon. A cambio de una suma significativa de dinero.
—No puedo permitir que esos tres se unan. ¿Qué debería hacer?, a Jungkook no puedo decirle nada o amenazarlo, si lo hago solo me expondría y lograría que siga buscando a Lucius.
Se quedó pensativo unos segundos.
—Pero primero debo hacer que mi padre deje de indagar. Ese viejo podría descubrir el secreto antes de que Lucius abra la boca. Y Lucius, a él debo borrarlo del mapa —murmuró para sí mismo, su mente ya trabajando en un plan.
✧✦✧
Roseanne se apoyaba contra el escritorio, cruzada de brazos, mientras Hoseok daba vueltas por la habitación, con las manos en los bolsillos y el ceño fruncido.
—Esto es ridículo —dijo el de cabello negro, deteniéndose de golpe—. Pese a las pruebas no nos dan la maldita orden de arresto.
Roseanne asintió, apretando la mandíbula.
—Lo sé. Es como si estuvieran buscando una excusa para no actuar. No entiendo porqué nuestro capitán no hace nada, sobre todo cuando tenemos pruebas suficientes para al menos detener a esos sabuesos de Lucius y hacer que hablen.
Hoseok golpeó suavemente la superficie del escritorio con el puño, claramente frustrado.
—¿Cuántas veces hemos rogado? Le presentamos al capitán todo: las declaraciones de Park, los rostros que describió e incluso las declaraciones de las personas a quienes ellos iban a cobrarles. ¿Qué más necesita?
—Es como si no quisiera tocar a Lucius —respondió Roseanne, mientras se pasaba una mano por el cabello—. Sabemos que es intocable, pero sus sabuesos no deberían serlo.
—Tenemos todo y a la vez nada —comentó Hoseok.
Roseanne cerró los ojos un momento, tratando de no dejar que la impotencia la abrumara. Justo en ese instante, el teléfono de su chaqueta vibró. Ella lo sacó y vio el nombre de su capitán en la pantalla. Hoseok la observó con curiosidad.
—Es el capitán —murmuró Roseanne, sin muchas ganas de contestar—. ¿Hola?
—Roseanne, tengo buenas noticias —la voz del capitán sonaba más relajada de lo usual—. Ya tengo la orden de arresto. Puedes ir tras esos sabuesos ahora mismo.
Roseanne parpadeó, sin creérselo del todo. Hoseok se acercó, sus ojos llenos de expectativa.
—¿De verdad? —preguntó, intentando no sonar demasiado incrédula.
—Sí —respondió el capitán—. Hazlo rápido, es tu oportunidad.
Cuando colgó el teléfono, Roseanne se quedó mirando la pantalla durante unos segundos, procesando la noticia. Luego levantó la mirada hacia Hoseok, que la observaba con una mezcla de confusión y alivio.
—¿Qué dijo? —preguntó él, impaciente.
—La tenemos —respondió Roseanne, esbozando una sonrisa—. Tenemos la orden de arresto.
—¿De verdad?
Roseanne asintió.
Era extraño que aceptara la orden de arresto de un momento a otro pero ninguno de los dos le prestó atención a ese detalle, la emoción podía más que cualquier cosa.
—¡Finalmente! —exclamó Hoseok, aliviado.
—Vamos por ellos. Ya no hay tiempo que perder.
✧✦✧
Tras haber terminado de solucionar los pendientes que tenían, estaban sentados en una de las mesas de la cafetería. Jimin miraba su taza, pero su mente estaba muy lejos de allí. Frente a él, Taehyung lo observaba con una mezcla de curiosidad y preocupación.
—¿Qué pasa? —preguntó, inclinándose hacia adelante—. ¿Todo bien con Jungkook?
Jimin soltó un suspiro profundo, sabiendo que no podía ocultarle nada a su amigo.
—Sí, todo está bien —respondió, aunque su voz tenía un tinte de incertidumbre—. De hecho... mejor de lo que pensé.
Taehyung arqueó una ceja, ahora más intrigado.
—¿Entonces qué es lo que te tiene tan raro?
—Jungkook quiere darle su apellido a Ayla. Quiere reconocerla como su hija.
Taehyung se quedó boquiabierto por un segundo antes de que una sonrisa amplia se dibujara en su rostro.
—¡Eso es increíble, Jim! —exclamó, golpeando la mesa con entusiasmo—. ¿Cómo te sientes con eso?
Jimin sonrió débilmente, pero la tensión seguía en sus ojos.
—Es un gesto tan grande... Es maravilloso, y me hace muy feliz, pero también me asusta.
Taehyung ladeó la cabeza sin comprender.
—¿Cómo que te asusta?
Jimin apretó los labios, como si dudara en compartir lo que le estaba rondando la cabeza. Luego, de una sola vez, lo dejó salir.
—No puedo evitar pensar en lo que podría salir mal. Y... —hizo una pausa—, no he dejado de pensar en, ¿qué tal si el pasado vuelve?, ¿qué pasa si...
—¡Oye! —lo interrumpió Taehyung—. No pienses en esa maldita rata. Él jamás volverá a aparecer en tu vida, no tiene porqué. ¿Por qué piensas en él ahora?
—No lo sé, no sé porqué últimamente he estado pensando eso, en qué pasaría si Donyul vuelve a mi vida.
La mención de ese nombre hizo que Taehyung se enojara, tuvo que cerrar sus ojos unos segundos para mantener la calma.
—¿Ese estúpido sabe que tiene una hija? —preguntó, con tono cortante.
Jimin negó con la cabeza, apretando la taza con ambas manos.
—Exacto, no lo sabe, entonces no tienes que preocuparte por nada. Jamás le contaste que sería padre, así que olvida ese miedo y sé feliz con Jungkook, con lo que tienes ahora. Deja de pensar en ese idiota.
Jimin lo miró en silencio, queriendo aceptar las palabras de su amigo, pero sabiendo que en el fondo el temor seguía latente.
—Es fácil decirlo, pero... si llega a enterarse de Ayla, podría hacer cualquier cosa para fastidiarme la vida.
Taehyung se reclinó en su asiento, cruzando los brazos con un gesto de frustración.
—Escucha, Jim, sé que Donyul es un cretino, y sé que te hizo mucho daño. Pero no puede arruinar lo que tienes ahora. Jungkook te ama, ama a Ayla. Están construyendo una familia juntos, y eso es lo que importa. Donyul no tiene porqué entrar en esa ecuación.
Jimin soltó un suspiro, dejando que las palabras de Taehyung lo calmaran.
—Tienes razón... —dijo finalmente, con la voz baja—. Pero es difícil no pensar en lo que podría pasar.
Taehyung sonrió suavemente.
—Jim, te conozco desde siempre. Sé que has pasado por mucho, pero también sé que eres más fuerte de lo que crees. No dejes que el fantasma de Donyul arruine lo que tienes con Jungkook. Pero si alguna vez llega a aparecer, lo enfrentarás. Y yo estaré ahí contigo para patearle el trasero si es necesario.
Jimin rió, a pesar de la tensión en su pecho asintió lentamente.
—Gracias, Tae. Realmente necesitaba escuchar eso.
—Para eso estoy —respondió con una sonrisa confiada—. Pero ahora, deja de pensar en ese imbécil y disfruta de lo que tienes. Jungkook quiere ser el padre de Ayla. ¡Eso es genial!, mereces ser feliz con él.
Jimin asintió de nuevo, esta vez con más firmeza. Sabía que Taehyung tenía razón. Donyul podría ser una sombra del pasado, pero lo que realmente importaba era lo que tenía en el presente: una familia, amor y la oportunidad de ser feliz junto al hombre que amaba.
✧✦✧
El reloj de la sala de estar marcaba las 8:23 p.m, su constante tic-tac resonando en el silencio que envolvía la mansión. Hyuwon estaba sentado en uno de los sofás de cuero, relajado, con una copa de whisky en mano. A su alrededor, el fuego de la chimenea lanzaba sombras sobre las paredes, danzando de manera inquietante, como si reflejaran la oscura presencia que él traía consigo.
Cuando la puerta principal se abrió, el sonido de los pasos del señor Hongseok resonó en el pasillo. Hyuwon no hizo ningún movimiento, no se giró ni mostró impaciencia. Esperó en silencio hasta que Hongseok cruzó el umbral de la sala.
—Me preguntaba cuánto tiempo más ibas a seguir con tu pequeño juego de detective —dijo con su mirada fija en la chimenea—. Pero parece que subestimé tu capacidad para entrometerte en asuntos que no te conciernen.
El señor Hongseok sonrió mientras dejaba su abrigo en el perchero.
—Sólo hago lo necesario para proteger a mi nieto.
—¿Protegerlo? —Hyuwon soltó una risa fría y vacía.
—No puedo dejar que dañes a Jungkook —dijo con la voz firme—. Haré lo que sea necesario para evitar que le hagas más daño, ya te lo advertí una vez. Si quieres que deje de indagar entonces deberías irte de mi casa y de nuestras vidas.
Hyuwon se levantó lentamente, dejando la copa de whisky sobre la mesa de cristal. Se acercó a Hongseok, la sombra de Hyuwon lo envolvía, y su proximidad hacía que el aire en la sala se volviera denso.
—Escúchame bien —murmuró, deteniéndose frente su padre, sus ojos brillando con una maldad que Hongseok no había visto antes—. Si sigues metiéndote en mis asuntos, si insistes en investigar lo que no te corresponde, no me dejarás otra opción.
—No te dejaré otra opción, ¿acaso hago que te sientes sin salida?
Hyuwon sonrió sin mostrar sus dientes.
—Ya fallé una vez en deshacerme de mi querido sobrino... pero no volveré a fallar. Esta vez me aseguraré de que no haya vuelta atrás para él. Y no te preocupes —añadió—, no lo haré envenenándolo con warfarina. Será algo más rápido y definitivo, no lo sé, quizás una bala atraviese su cráneo, puedo pensar en varias opciones.
Un silencio pesado se apoderó de la sala. El señor Hongseok intentó decir algo, pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta.
—Deja de investigar—acomodó el cuello de la camisa de Hongseok—. Olvídate de Lucius, de cualquier rastro de pruebas que creas que has encontrado —colocó sus manos sobre los hombros de su padre y los apretó con algo de fuerza—. Si de verdad quieres proteger a tu amado nieto, entonces deja de meterte en mis asuntos antes de que sea demasiado tarde.
Hyuwon soltó los hombros del señor Hongseok y le dio la espalda, caminó hacia las escaleras para dirigirse a su habitación. Por otro lado el abuelo se quedó de pie, pensando en lo que su hijo le había dicho.
✧✦✧
Después de recoger a Jimin y a Ayla en casa de Taehyung, los esposos decidieron pasar al supermercado para comprar la despensa de la semana. Ahora, ya estaban en el estacionamiento subterráneo del edificio bajando las compras.
—Llevaré primero estas bolsas y volveré por las demás —avisó Jungkook, cargando todas las bolsas que pudo soportar, que no eran pocas.
—Aquí te esperamos —respondió Jimin, mientras sacaba a la bebé del portabebés.
—Bien —Jungkook se dirigió hacia el ascensor, logrando presionar el botón con dificultad para cerrar las puertas.
Jimin tomó la pañalera del asiento, pero justo en ese momento, un automóvil azul pasó junto a ellos y se estacionó a unos metros de distancia. Fue un gesto automático, pero no pudo evitar girar la cabeza para ver de quién se trataba, aunque solo fue por un segundo. Colgó la pañalera en su hombro y cerró la puerta del auto con un leve suspiro.
Ayla seguía despierta a pesar de que ya casi eran las nueve. Su energía no parecía disminuir y Jimin lo notó con una sonrisa cansada.
—Tu tío te volvió a dar jugo, ¿verdad? —comentó, provocando una sonrisa en la pequeña. Su risa era contagiosa y no pudo evitar sonreír también.
—¿Jimin?
Jimin abrió los ojos en grande al volver escuchar esa voz, un escalofrío recorrió su espalda, helándole la sangre y manteniéndolo inmóvil por algunos segundos incapaz de reaccionar. Luego sostuvo con más firmeza a Ayla, buscando en su presencia la fuerza que necesitaba para darse la vuelta. Lo hizo lentamente y allí estaba, a solo unos pasos de él, impecable como siempre, el padre biológico de su hija.
—Donyul —habló con su voz calmada, disfrazando así el caos de emociones que ocurría en su interior.
—Vaya, realmente eres tú —dijo Donyul, recorriéndolo con la mirada, de pies a cabeza, como si intentara medir cuánto había cambiado.
Para Jimin, la presencia de Donyul era tan inesperada como indeseada y con esa mezcla de sorpresa en su rostro sintió como el peso de los recuerdos volvían a aplastarlo.
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